Relato:
¿Cómo es un Baño de Gong?
Llegamos a la dirección indicada y parados frente a la puerta encontramos un tirador colgando de una campanilla, al agitarlo, la campanilla suena con unos contundentes: "tin tannnggg” que se prolongan hasta que al poco tiempo la puerta se abre. De repente, desde el interior de la casa nos aborda el olor de una agradable esencia acariciando nuestros sentidos. Tras la puerta una mujer vestida con una holgada túnica, porta unos bellos atuendos que gracilmente la cubren el pelo y regalándonos su preciosa sonrisa recibe nuestra llegada, permitiéndonos el paso a una tranquila y cálida estancia. Esta estancia es como un recibidor lo suficientemente grande para descalzarse mientras la mujer nos ofrece amablemente unas cómodas zapatillas para andar por la casa.

Otra puerta en la misma estancia nos adentra a una espaciosa sala iluminada con una luz tenue originada por algunas velas y lamparas de sal distribuidas por un suelo de madera, alternando con alfombras coloridas que arropan de un modo muy hogareño el espacio. En el medio de la sala unos bastidores con ruedas soportan preciosos Gongs de diferentes tamaños y alrededor de los mismos, varias colchonetas están distribuidas con una mantita enrolladas a sus pies que en apariencia deben de ser muy confortables. En uno de los extremos de la sala hay una mesa redonda y sobre ella una jarra de agua calentada por velas para que cada uno pueda hacerse un té al gusto que un@ quiera, todo esto acompañado por una cajita de pastas dispuesta a endulzar el momento sentados en cómodos pufs.
Otra puerta en la misma estancia nos adentra a una espaciosa sala iluminada con una luz tenue originada por algunas velas y lamparas de sal distribuidas por un suelo de madera, alternando con alfombras coloridas que arropan de un modo muy hogareño el espacio. En el medio de la sala unos bastidores con ruedas soportan preciosos Gongs de diferentes tamaños y alrededor de los mismos, varias colchonetas están distribuidas con una mantita enrolladas a sus pies que en apariencia deben de ser muy confortables. En uno de los extremos de la sala hay una mesa redonda y sobre ella una jarra de agua calentada por velas para que cada uno pueda hacerse un té al gusto que un@ quiera, todo esto acompañado por una cajita de pastas dispuesta a endulzar el momento sentados en cómodos pufs.
No muy lejos de los Gongs hay una especie de altar con una gama de instrumentos poco convencionales iluminados por una pequeña lampara oscilante. Un hombre vestido de blanco y barba bien cuidada nos invita a tocarlos e incluso intentar sacarles sonido. Como si de un pequeño taller se tratara nos explica su procedencia, capacidades y utilidad que tiene en el ritual sonoro que vamos a recibir.
Después de un rato de distensión y conocernos un poco entre las personas que allí nos encontramos, llego el momento en que cada uno busca un espacio en el que acomodarse para comenzar el viaje sensorial de experiencias vibracionales en el que cada uno irá a embarcarse.
El hombre de blanco con decisión levanta una de las conchas al aire haciéndola retumbar con fuerza hacia los cuatro puntos cardinales.
Las luces comienzan a acomodarse mas tenues e incluso empiezan a variar sus colores pasando por los diversas tonalidades de los chacras, hasta situarse en el color adecuado para el trabajo de la sesión a la que esta dedicado el baño de Gong. Las fragancias olorosas comienzan a variar con este mismo sentido, mientras sobre el techo aparece lentamente una proyección de imágenes orgánicas diseñadas y preparadas para tal ocasión, ayudando a transformar el ambiente en algo homogéneo desde donde comenzar a fluir con la propuesta que el Gong tiene prevista para transformarnos.
La mujer con voz cálida comienza a contar una breve historia con unos toques de misticismo y poesía, exponiendo lo que allí va a suceder. Continuando seguimos con unos sencillos ejercicios de respiración para conectar con el presente de nuestro cuerpo y poco a poco acompañados por el ritmo de un tambor chamico conseguimos silenciar nuestra mente de su ruido interno .
Antes de sumergirnos en el Gong, la mujer nos invita a visualizar una lampara de luz fosfénica para profundizar en nosotros mismos. Durante 30 segundos en los que apenas parecía suceder nada nos indica cerrar los ojos, es entonces cuando una explosión de colores jamas observados con tal intensidad me invaden, como nos explica es el resultado de nuestra propia luz interna.
La propuesta sonora comienza en pleno auge del estallido de colores, a través del sonido de unos carriyones que suavemente se deslizan como miles de campanillas revoloteando por un ambiente especialmente perfumado, pronto un berimbao suena alejándome lentamente de la sensación de estar en el mismo sitio que en el que había entrado inicialmente. Pequeños sonidos de pájaro, olas de mar en calma, de lluvia, aire… las fragancias y sensaciones, me trasladan a estar en medio de la plena naturaleza…
Tímidamente los cantos armónicos comienzan a aflorar de entre todos los sonidos enriqueciendo los espacios vacíos, donde de pronto y sin saber como las vibraciones del Gong me envuelven pidiéndome permiso para introducirse en mi cuerpo físico. Cada vez más y más el Gong sube su frecuencia sonora hasta que la vibración se pasea por mis extremidades adentrándose en mi corazón fusionándose con sus latidos. Mi sangre removida por su impulso atraviesa todo el sistema venoso llegando a cada una de las células compuestas de agua
desde donde comprendo, que ya tan solo puedo hacer una cosa… Respiro profundamente y exhalando, suelto dejándome llevar por la propuesta de ese sonido tan lleno de matices. En momentos es como si una orquesta entera sonara al mismo tiempo o como si estuviera en el mar rodeado por millones de ballenas hablando entre si en algún lugar de un espacio inconcluso y etéreo… Pronto me doy cuenta de que estoy sumergido en un viaje en el cual, mi cuerpo no pesa y mi mente en silencio permite a mi corazón bailar libremente lejos de la realidad que lo acompañaba. No se puede decir cuanto tiempo es el que llevo fluyendo sin la necesidad de cuestionarme el porque, o el cuando, o el donde me encuentro, cuando lo que allí siento es la pura esencia de mi mismo…
desde donde comprendo, que ya tan solo puedo hacer una cosa… Respiro profundamente y exhalando, suelto dejándome llevar por la propuesta de ese sonido tan lleno de matices. En momentos es como si una orquesta entera sonara al mismo tiempo o como si estuviera en el mar rodeado por millones de ballenas hablando entre si en algún lugar de un espacio inconcluso y etéreo… Pronto me doy cuenta de que estoy sumergido en un viaje en el cual, mi cuerpo no pesa y mi mente en silencio permite a mi corazón bailar libremente lejos de la realidad que lo acompañaba. No se puede decir cuanto tiempo es el que llevo fluyendo sin la necesidad de cuestionarme el porque, o el cuando, o el donde me encuentro, cuando lo que allí siento es la pura esencia de mi mismo…
Casi sin darme cuenta comienzo a regresar a este cuerpo acariciado por el sonido de los carriones, los pajarillos y los cantos armónicos. La toma de tierra llega en contacto del berimbao donde mis extremidades reaccionan y comienzo a moverlas. Lentamente la luz sube su intensidad y cada uno a su tiempo llegamos a este momento en el que sentimos nuestro cuerpo con una agradable sensación de haberse limpiado. Los olores se acentúan de un modo muy agradable, teniendo el tiempo necesario para ir despertando del viaje. Después las caras de todos ya no son las mismas, sus ojos están distintos. Nos sentamos a tomarnos una infusión muy agradecida y bajo el calor del arropamiento de todos los que nos encontramos allí compartimos nuestras experiencias a cada cual mas inusuales, pero verdaderas para cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario